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7 de julio de 2022: Día Internacional de la Conservación del Suelo

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El suelo es un sistema que cambia constantemente, lo que hace de éste un recurso altamente complejo. No sólo es el soporte de todas las formas de vida que existen sobre la superficie de la Tierra, como plantas y animales, además es el sustrato para el crecimiento de la vegetación, que garantiza los nutrientes necesarios para todas las especies.

El suelo es fuente de alimentos, fibras y combustibles, materiales para la construcción e incluso de productos farmacéuticos y recursos genéticos. Además, el suelo cumple otras funciones ecosistémicas esenciales para la vida que no son tan evidentes a nuestros ojos.

Pareciera algo obvio, ¿pero en realidad sabemos qué es el suelo? El suelo es la capa delgada de la tierra entre la atmósfera y la roca, que sostiene la vida en los ecosistemas terrestres. Está compuesto por partículas minerales que provienen de la roca, materia orgánica (viva o muerta), el agua y el aire; es un sitio lleno de vida y dinámico. Puede tener un espesor de varias decenas de centímetros hasta varios metros, pero la capa fértil es muy superficial, delgada y vulnerable.

El Día Internacional de la Conservación del Suelo se celebra cada 7 de julio en conmemoración del científico estadounidense Hugh Hammond Laurie, quien dedicó su vida al estudio y conservación de los suelos y falleció el mismo día de 1960. El objetivo que perseguía Hammond, principal propósito de este día, es el de sensibilizar a las personas acerca de la importancia fundamental del suelo en el frágil equilibrio medioambiental.

De acuerdo con el informe “Situación de los Recursos Mundiales del Suelo”, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), una tercera parte de los suelos del mundo se encuentran hoy en malas o muy malas condiciones y sufren procesos de degradación causados por prácticas de gestión no sostenibles.

En México, más del 45% de los suelos están degradados principalmente por la erosión hídrica y física, y sólo queda menos del 10% de los bosques que teníamos originalmente, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Funciones ecosistémicas esenciales de los suelos
Los suelos son el hábitat de una inconmensurable cantidad de mega, macro, meso y microorganismos. Parte de las emisiones de CO2 a la atmósfera derivadas de la industria y la agricultura pueden ser absorbidas por las plantas y almacenadas en el suelo gracias a la descomposición microbiana, que permite la retención de carbono en el suelo durante largos periodos de tiempo. Este valioso servicio proporcionado por los organismos del suelo es clave en la mitigación del cambio climático.

Los suelos filtran y almacenan el agua que permite la existencia de vida incluso en periodos de sequía. Los acuíferos que se encuentran bajo tierra, alimentan manantiales, ríos, lagos y humedales. Su principal fuente de recarga es la lluvia que se infiltra en el suelo y puede extraerse por medio de bombas y pozos. La mayoría de las zonas áridas del planeta dependen de estas aguas subterráneas que suministran un gran porcentaje del vital elemento para fines de consumo, saneamiento, producción de alimentos y procesos industriales.

Los suelos actúan además como un amortiguador contra las inundaciones y regulan los ciclos hidrológicos a gran escala. Favorecen también una diversidad biológica que ayuda a regular la aparición de plagas y enfermedades e incluso constituye una fuente de productos farmacéuticos.

Importancia de la biodiversidad del suelo
La Tierra es el hábitat de más de dos millones de especies, producto de miles de millones de años de evolución. La mayor parte de esta biodiversidad está en el suelo. Se calcula que un gramo de suelo contiene más de 10,000 especies de bacterias y un metro cuadrado alberga más de 1,200 especies de macrofauna (organismos mayores a 2 mm).

Cada una de estas criaturas juega un papel clave en la cadena trófica, -el proceso de transferencia de sustancias nutritivas a través de las diferentes especies, en el que cada una se alimenta de la precedente y es alimento de la siguiente-, y contribuye al equilibrio de los ecosistemas naturales y agrícolas. De ahí la importancia de proteger esta biodiversidad.

Los organismos que habitan el intrincado microcosmos bajo nuestros pies llevan a cabo procesos esenciales para la vida, principalmente la descomposición de la materia orgánica. Ésta es una de las transformaciones más importantes y necesarias del ecosistema, en la que parte de la materia orgánica muerta se mineraliza y libera los nutrientes para que las plantas los puedan absorber mientras que otra parte se humidifica y estabiliza, secuestra carbono y forma el humus obscuro que huele a tierra negra.

En su libro “El suelo es la neta del planeta”, publicado por el Instituto de Ecología, Isabelle Barois explica que estos procesos son realizados por hongos y bacterias que tienen la capacidad enzimática de mineralizar y humidificar la materia orgánica, así como por protozoarios y nemátodos, ácaros, cienpiés y muchos organismos más que fragmentan la materia.¹

Hormigas, termitas, escarabajos, caracoles, insectos, lombrices de tierra y algunos vertebrados, entre otros, también contribuyen a la estructura del suelo. Como auténticos ingenieros del ecosistema, construyen túneles, galerías y nidos. Además, aportan heces, mucosidades intestinales y otras sustancias que benefician la actividad microbiana.

Sin embargo, la deforestación, los monocultivos y el uso excesivo y mal uso de insumos agroquímicos degradan y reducen la salud de los suelos, disminuyen su resistencia a las plagas y patógenos y provocan pérdidas de biodiversidad que ponen en peligro el frágil equilibrio que tardó miles de millones de años en evolucionar y especializarse.

Es responsabilidad de todos crear conciencia acerca de la importancia fundamental del suelo en el equilibrio medioambiental, promover la innovación tecnológica para conservar y restaurar los suelos, reconocer al suelo y su biodiversidad como un proveedor clave de servicios ecosistémicos y como una de las principales soluciones basadas en la naturaleza para hacer frente a los desafíos mundiales actuales -tales como la seguridad alimentaria mundial y el cambio climático-, invertir en la generación de mejores conocimientos sobre el estado del suelo y desarrollar políticas basadas en evidencia científica para incorporar el manejo sostenible del suelo y su conservación a escala global.

El papel de los suelos y su fertilidad nunca habían sido tan importantes como ahora con objeto de garantizar la seguridad alimentaria para todos y posibilitar la transformación de los sistemas agroalimentarios a fin de que sean más eficientes e inclusivos, más resilientes y más sostenibles.

Fuente: www.inecol.mx ¹