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Contaminantes orgánicos, amenaza para América Latina

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UN/DICYT

Los contaminantes orgánicos persistentes (COPs) son sustancias químicas usadas en la industria, la agricultura y hasta en campañas sanitarias de fumigación. Sus residuos permanecen en el ambiente durante décadas y pueden generar en los humanos cáncer o daños en el sistema nervioso central. Naciones Unidas, con participación de la Universidad Nacional en la Orinoquia, adelantó un muestreo histórico de estas sustancias en ocho países de América Latina y el Caribe.

Los COPs están formados por compuestos altamente tóxicos con gran capacidad de acumulación en el tejido graso de los seres humanos, la vida silvestre, los suelos y en los sedimentos de ríos y lagos y son casi imposibles de eliminar. Un claro ejemplo de la persistencia de estas sustancias es el hecho de que las madres pueden transferir los compuestos a su descendencia a través de la leche materna. Además, se suman desórdenes reproductivos y alteraciones del sistema inmune.

En 2005, Naciones Unidas inició actividades de muestreo del aire en ocho países de América Latina y el Caribe (Cuba, México, Costa rica, Colombia, Bolivia, Chile, Brasil y Argentina), con el fin de crear el primer registro de la proporción o presencia de estas sustancias en las áreas examinadas y así tener un punto de referencia o de comparación para determinar, a través de investigaciones posteriores, si los COPs han aumentado, reducido o eliminado en el ambiente.

Las sustancias prohibidas contempladas en esta lucha son: aldrin, clordano, DDT, dieldrín, endrín, heptacloro, hexaclorobenceno, mirex, PCBs, PCDDs/ PCDFs y toxafeno; sin embargo, queda abierta la investigación para incluir más nombres en este delicado inventario.

Según Germán Joaquín López, profesor de la UN en la Orinoquia, en el anterior grupo de sustancias se destacan los PCBs porque están presentes en los transformadores eléctricos que, al terminar su ciclo de funcionamiento, no pueden ser arrojados al medioambiente. Por lo tanto, algunas empresas electrificadoras invierten grandes recursos económicos para que otra entidad trate esos residuos. Indicó además que, “lamentablemente, no siempre lo hacen porque no les resulta económicamente rentable, lo que convierte a estos transformadores en un peligro para la salud humana”.

Muestras de calidad del aire

Según el Plan de Vigilancia Mundial de los Contaminantes Orgánicos Persistentes, fueron seleccionadas tres matrices prioritarias para el monitoreo de estas sustancias: aire, leche humana y/o sangre humana, debido a que son parámetros universales que proporcionan información sobre los niveles de exposición a los cuales está sometida la población mundial.

Para esta investigación, América Latina y el Caribe se dividió en cuatro subregiones en las cuales se estima habitan 562 millones de personas hipotéticamente expuestas. Mesoamérica, el Caribe, los Andes y el Cono Sur, que comprenden una zona desde México hasta Argentina y Chile, con 33 países de los cuales fueron seleccionados 8 para ubicar 11 puntos de muestreo en sitios con condiciones medioambientales específicas. En Colombia, las muestras fueron manejadas por la Universidad Nacional en Arauca.

Los clordanos, generalmente de uso agrícola para fumigación, fueron encontrados en un intervalo de 50 a 60 veces. En segundo lugar, se registraron los PCBs con una frecuencia de 42 apariciones sobre cien muestras. Finalmente, el dieldrín, otro insecticida, se caracterizó por 33 apariciones sobre el panorama anterior. Una segunda fase de la investigación comenzó en febrero de 2010. Se espera aumentar de 8 a 15 los países de muestreo, incluyendo a Antigua y Barbuda, Jamaica, Bahamas, Haití, Barbados, Perú y Ecuador.

Latinoamérica y el Caribe son regiones cruciales para la problemática ambiental global, ya que juntas conforman un área que cubre el 15% de la población de la Tierra y cuentan con grandes centros urbanos cuya calidad del aire es pésima. Tal es el caso de Santiago de Chile, Bogotá, Ciudad de México y Sao Paulo, ciudades registradas además en las cifras del Plan de Vigilancia Mundial de COPs, que responsabiliza a la contaminación atmosférica del planeta de 2,3 millones de casos anuales de enfermedades respiratorias crónicas en los niños y 100.000 casos de bronquitis crónica en adultos.

Fuente: DICYT