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¡Aguas!

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Diariamente, uno de cada tres mexicanos enfrenta su rutina diaria sin acceso fácil a un elemento básico: agua. Ya sea porque son parte de los 10 millones que no tienen acceso a este recurso en forma potable o porque son parte de 15 millones que viven en zonas rurales que carecen de sistemas de saneamiento básico apropiados. Estos hombres y mujeres son quizás quienes mejor entienden que el país enfrenta una situación crítica de disponibilidad de agua.

De mantenerse las previsiones de crecimiento demográfico y si no toman medidas contra el cambio climático, se estima que en México para el año 2020 este problema alcance a 52 millones de personas. Eso sería 17 millones más que hoy.

El cambio climático afecta, entre otras cosas, al ciclo hidrológico y a la cantidad y calidad del agua. Ahora bien, debido a que existe una correlación directa entre las condiciones socioeconómicas de un país o una región y su capacidad de adaptación a ese tipo de impactos, el resultado tiende a que los más afectados sean los pobres.

En este sentido, la dotación de servicios a dichos sectores se torna cada vez más apremiante. Lamentablemente también se hace más compleja y costosa en virtud de que dichas poblaciones se ubican cada vez más en zonas vulnerables. El reto radica entonces en incrementar la capacidad de gestionar servicios en el nuevo contexto y generar conciencia sobre el valor del recurso y la necesidad de administrarlo de manera más sustentable y equitativa.

Aunque se trabaja en varios frentes, las sobreexplotación y contaminación de aguas subterráneas son quizás de los problemas más acuciantes. En muchos ríos mexicanos, la calidad del agua se está deteriorando debido a la falta de tratamiento de aguas residuales.

De continuar las cosas como están, los ya elevados costos económicos y sociales se tornarán insostenibles. Un inapropiado uso del agua se traduce no sólo en una mala calidad de vida sino incluso en una disminución en la esperanza de vida.

Tan sólo para la ciudad de México los efectos han sido onerosos. A mediados de la década de los 90, como resultado de enfermedades diarreicas, provocadas por la contaminación del agua, el costo monetario se estimó en alrededor de 40 mil millones de pesos. Por otra parte, el gobierno tiene que invertir miles de millones de pesos anuales en fuentes alternativas ya que los mantos acuíferos de la ciudad se encuentran sobreexplotados.

Para el país en su conjunto, los costos de la contaminación del agua se estiman en alrededor de 72 mil millones de pesos anuales. En tanto, el promedio de agua no contabilizada (la que se produce pero se pierde o no se factura), es alrededor de 44%.

Los desastres relacionados con el clima entre 1980 y 2005 le costaron a México más de 120 mil millones de pesos. Se calcula que aproximadamente 80% de dichas pérdidas económicas se produjeron en el sector agrícola, resultando en impactos sociales importantes.

En el futuro el cambio climático aumentará la frecuencia e intensidad eventos extremos relacionados con el clima. Huracanes, inundaciones y sequías afectarán desproporcionadamente a los sectores más vulnerables de la población. Urge, por ende, incorporar los impactos del cambio climático en la gestión de los recursos hídricos. Debe reconocerse en este sentido la labor de la Conagua y la puesta enmarca del Programa Nacional Hidráulico (2006-2012) que fomenta la descentralización de la gestión a nivel de cuencas como parte de la política de gestión integral del recurso.

El Banco Mundial ha desarrollado una asociación estratégica de muchos años en esta área con México. La relación incluye actividades en los sectores de agua potable y saneamiento básico, riego y gestión de los recursos hídricos.

Dentro del financiamiento otorgado hay dos préstamos al sector: uno por 450 millones de dólares para el desarrollo de políticas públicas a favor de la adaptación al cambio climático, específicamente en el sector del agua; y otro por 100 millones de dólares para mejorar la eficiencia de los Organismos Operadores de Agua en varias ciudades mexicanas. Además de financiamiento, el Banco colabora con un paquete integral de servicios que incluyen asesoría, asistencia técnica, intercambio de conocimiento y servicios de coordinación y convocatoria.

Nadie duda de la importancia del agua para el desarrollo sustentable de cualquier país. No en vano los gobiernos la han declarado como un “asunto estratégico de seguridad nacional”. Pero para millones que luchan a diario por falta de una fuente confiable de agua para consumir o irrigar sus cosechas, lo importante es que esas loables declaraciones se conviertan pronto en acciones eficientes.

Directora del Banco Mundial para México y Colombia

Fuente: El Universal