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El impacto en el organismo del buceo libre

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Los bajau, conocidos como los gitanos marinos del sureste de Asia, viven en palafitos y practican la pesca submarina aguantando la respiración durante varios minutos.

La práctica de la suspensión voluntaria de la respiración dentro del agua, llamada apnea o buceo libre, también es un deporte que se lleva a cabo alrededor del mundo.

Pero, antes de seguir leyendo, respire profundo y cuente cuánto tiempo puede mantenerse sin la urgencia de dar una bocanada de aire.

Quizás no fueron más que 30 o 40 segundos.

Ahora piense en los bajau -y en quienes practican el buceo libre- que son capaces de suspender la respiración bajo el agua hasta por cinco minutos.

Estos individuos han podido cambiar su organismo para adaptarse mejor a la vida submarina.

Los bajau, que se encuentran en varias partes del archipiélago malayo, son reconocidos buceadores libres naturales.

Por tradición nacen, viven y mueren junto al mar y sobreviven pescando bajo el agua a profundidades de 20 metros o más durante varios minutos suspendiendo la respiración.

A esa profundidad la presión del agua es casi tres veces mayor que la de la superficie, lo cual provoca una restricción de los pulmones que ya de por sí están privados de oxígeno.

Para demostrar su técnica, Sulbin, un pescador bajau, fue filmado bajo el agua para el programa de la BBC "Planeta Humano" en la costa de Sabah en Borneo.

Sulbin utiliza un visor de madera hecho a mano y lleva un arpón, pero antes de sumergirse se prepara mentalmente.

Concentración mental

"Concentro mi mente en la respiración. Sólo me sumerjo una vez que estoy totalmente relajado" dice el pescador a quien se le ve entrar en un estado de trance antes de entrar al agua.

Esto grado de control mental es crucial, como explica la instructora de buceo libre Emma Farrell, autora del libro One Breath, a Reflection of Freediving (Una Repiración, Una Reflexión sobre el Buceo Libre).

"Tienes que estar preparado y relajado porque es necesario evitar la hiperventilación antes de tomar tu último respiro", dice.

El reflejo de inmersión de los mamíferos -que se ve en animales acuáticos como los delfines y nutrias y, hasta cierto punto, en el ser humano- ayuda, como señala Emma Farrell.

"Es una serie de ajustes automáticos que hacemos cuando nos sumergimos en agua fría. Éstos reducen el ritmo cardíaco y el metabolismo para disminuir la cantidad de oxigeno que utilizamos".

Durante la suspensión de la respiración, la reserva de oxígeno se reduce y el organismo comienza a retirar sangre de las manos y pies para llevarla hacia los órganos vitales.

Nuestro organismo tiene una forma de compensar ese proceso. La presión bajo el agua restringe al bazo para extraer una cantidad adicional de hemoglobina, la proteína en los glóbulos rojos que se encarga de transportar oxígeno a todo el cuerpo.

"No se ha llevado a cabo suficientes investigaciones para saber si este efecto desaparece cuando el individuo no está buceando" explica Farrell.

"Pero conozco a personas que se entrenan en la profundidad del agua, como Sulbin, cuya sangre es similar a la de los habitantes de grandes alturas".

En esas altitudes hay menos oxígeno así que la cantidad de hemoglobina en la sangre se incrementa.

Visión submarina

Gracias al tiempo que los bajau pasan en el agua cuando son niños, mientras su vista se está desarrollando, tienen una visión submarina inusualmente marcada.

Sus músculos oculares se han adaptado para estrechar sus pupilas y cambiar la forma del cristalino para incrementar la refracción de la luz.

Esto hace que su visión submarina sea dos veces más clara, según Anna Gislen, de la Universidad de Lund en Suecia, quien ha estado estudiando la vista de los niños gitanos marinos de Tailandia y Birmania comparándola con la de los niños europeos.

Entre ambos existe una brecha, dice la investigadora, que se puede mejorar con entrenamiento.

Pero una parte del organismo de los bajau que no ha podido entrenarse es el tímpano que se les rompe siendo niños.

Según Tom Hugh-Jones, quien dirigió el programa Planeta Humano, existen teorías evolutivas -que no han sido ampliamente aceptadas- de que un antepasado primitivo del humano moderno tuvo que adaptarse a un ambiente parcialmente acuático.

La teoría del mono acuático sugiere que esa es la razón por la cual los humanos son mayoritariamente lampiños y tienen una capa de grasa subcutánea para aislamiento bajo el agua, y por eso están mejor adaptados para nadar que sus parientes más cercanos, como los grandes primates.

Pero Sulbin y otros submarinistas bajau tienen poca grasa corporal. Y su estructura corporal delgada les ayuda ya que es más eficiente para utilizar oxígeno y al tener poca grasa flotan menos y como Sulbin, sin capaces de caminar por el lecho del arrecife con facilidad.

El buceo libre, sin embargo, tiene sus riesgos, principalmente durante el ascenso desde la profundidad cuando se produce una expansión de los pulmones a su volumen natural lo cual puede conducir a inconsciencia y muerte.

Y cualquiera que piense que el buceo libre es un ejemplo de lo que pueden lograr los pulmones de un fumador, está equivocado.

Tal como señala Hugh-Jones, "Sulbin fuma como una chimenea. Según dice fumar le ayuda a relajar el pecho".

Fuente: BBC