Omar Fonseca Moreno
El uso intensivo e ineficiente de la leña para cocinar en los hogares rurales se manifiesta en impactos ambientales y sociales. La condición de pobreza de los 26.9 millones de mexicanos que cocinan con leña, actúa como círculo vicioso sobre las críticas condiciones de vida y trabajo, principalmente de las mujeres.
Las consecuencias ambientales del uso no sustentable de la leña en un contexto de degradación de las microcuencas se caracteriza por: pérdida de cobertura forestal por cambios de uso de suelo, tala e incendios forestales. Esta situación de las familias rurales, que dependen de la leña para cocinar, puede llegar a configurar una condición de vulnerabilidad ambiental. Relevante en este sentido es la propuesta para reducir riesgos con las tecnologías apropiadas, como es el caso de los fogones ahorradores de leña. La propuesta tecnológica va acompañada de una metodología de promoción con materiales audiovisuales para facilitar los procesos de transferencia tecnológica.
Marginación y uso de leña para cocinar
A nivel nacional, Díaz Jiménez (2000:81) estima que 26.9 millones de personas dependen de la leña para cocinar. El 89% de la población rural utilizaba leña en 1990, concentrados en localidades menores de 2,500 habitantes. En su análisis respecto de las regiones críticas por consumo de leña, menciona los estados de: Chiapas, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán, estas regiones consumen el 66% de la energía proveniente de la leña del país. Los usuarios de leña en las regiones críticas pasaron de 12.7 a 17.6 millones de habitantes entre 1960 a 1990 (Díaz Jiménez, 2000:64-71).
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