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Agua Investigación y agua Descubre el Curiosity cauce de agua con piedras parecidas a las terrestres

Descubre el Curiosity cauce de agua con piedras parecidas a las terrestres

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2013-05-30_09-05-17___1587Redacción | Academia | Fecha: 2013-05-31

Proceso. Las piedras moldeadas durante largo tiempo por el cauce de agua en Marte.

El Curiosity de la NASA descubrió el cauce de una antigua corriente de agua en Marte, el cual cuenta con piedras y sedimentos parecidos a los terrestres, con señales de haber sido modelados por el agua.

Los hallazgos permiten a los científicos a creer que en el planeta rojo pudo haber existido vida tal y como la conocemos en la Tierra, no solo por estos indicios de una dinámica hidrológica similar a la terrestre, sino además, porque según las recientes investigaciones del Curiosity, el pH era neutro y los minerales podrían favorecer el desarrollo de microorganismos.

Las piedras fotografiadas por el rover muestran formas planas, suaves y redondeadas, con el mismo aspecto que las terrestres. En este antiguo lecho fluvial, bautizado como Hottah, los guijarros se encuentran compactados con arena como si se tratara de cemento, lo que hace pensar que fueron desgastadas posteriormente por fuertes rachas de viento. Los resultados, presentados por científicos de la NASA en colaboración con investigadores del Instituto Niels Bohr de Copenhague, se publican en la revista Science.

Este hallazgo permite a los científicos reconstruir la historia climática del planeta. “Para poder mover y moldear estos cantos rodados, el agua debería de haber corrido entre diez centímetros y un metro de profundidad, circulando a una velocidad aproximada de 3.6 kilómetros por hora, más rápido que en los cauces habituales de muchos ríos”, explica Morten Bo Madsen, líder del grupo de investigadores del Instituto Niels Bohr.

Lo anterior, señalan, significa que no se trató de corrientes esporádicas que se evaporaran rápidamente, sino que el agua habría fluido por ese cauce durante periodos de tiempo prolongados. Probablemente, el planeta poseería una atmósfera más densa que la actual, con unas presiones superiores, pues en la actualidad la presión es 100 veces menor que la terrestre.

Hasta ahora, se creía que el período templado de Marte había sucedido hacía tres mil millones y medio de años, pero a la vista de estos resultados, se piensa que este período podría acercarse hasta los dos o tres mil millones de años atrás. Este era el objetivo de la sonda que llegó al planeta rojo en agosto pasado: averiguar si pudieran darse las condiciones adecuadas para la vida en la superficie de nuestro vecino.

RADIACIÓN. A futuro el hombre tiene el objetivo de llegar a Marte y para esto se hacen diferentes estudios. Uno de éstos señala que los astronautas que viajen recibirán altas dosis de radiación de partículas provenientes del espacio durante el trayecto.

Es la primera vez que los científicos de la NASA calculan el nivel de radiación al que estarían sometidos los viajeros durante la ida y vuelta del planeta rojo. En el trayecto de 560 millones de kilómetros y 253 días que realizó la Mars Science Laboratory, la misión que depositó al rover Curiosity en la superficie marciana el pasado agosto, la exposición acumulada, solo en el viaje de ida y vuelta, sin contar la estancia más o menos prolongada en el planeta rojo, equivale a hacerse un escáner de cuerpo entero cada cinco o seis días, equivalente a más de 33,000 radiografías de tórax.

Los resultados del estudio se publican en la revista Science y señalan que este nivel roza los límites de radiación -incluso quizás los sobrepasa-, que distintas agencias espaciales estipulan como aceptables para un astronauta en toda su carrera.

Al viajar a Marte, la Mars Science Laboratory llevó consigo un detector para medir la radiación de partículas energéticas que llegaban al interior de la nave y tener una visión detallada de la radiación recibida.

“Conocer el nivel de radiación dentro de una nave espacial que lleva seres humanos a Marte o a otros destinos del espacio profundo es fundamental para la planeación de futuras misiones tripuladas”, señala Cary Zeitlin, autor principal del estudio.

Con base a nuestras mediciones, ahora sabemos que una gran parte de la exposición a la radiación se recibirá durante el viaje de ida y vuelta, cuando la nave espacial y sus habitantes estarán expuestos a la radiación ambiental en el espacio interplanetario, protegidos solo por la propia nave, sin tomar en cuenta la que reciban durante su estancia en Marte, explica.

Fuente: Crónica