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Mares en peligro

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Karla Alejandra Rojas Armijos 11-Ago-2009

China no parece estar interesado en ceder su puesto de "gran pescador del planeta", con 17 millones de toneladas de producción pesquera.

Los estragos medioambientales causados por la actividad del hombre agotan el tiempo para cambiar de rumbo. En palabras del biólogo experto en mares, Daniel Pauly, "el futuro de nuestra civilización se decidirá durante los próximos diez años".

En la actualidad, 30% de la pesca mundial es ilegal y su agotamiento no es una previsión. ¿Se están extinguiendo los recursos de nuestros mares? Desde 1950, el consumo de pescado se ha quintuplicado en el mundo y no parece que la falta de fondos disminuya la pesca industrial.

Algunas ONG hablan del abuso de los mares y que la protección de los océanos no llega ni a uno por ciento. Pauly denuncia la forma en la que los gobiernos intervienen en la gestión marítima, pues permiten prácticas no controladas.

El biólogo considera, la Política Pesquera Común Europea, "una farsa" por la gran cantidad de subvenciones y el bajo precio del combustible. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 19% de los recursos están sobreexplotados. Esta sobrecapacidad de la flota se debe reducir a escala internacional en vez de contar con millonarias subvenciones como hasta ahora. De lo contrario, "del mar sólo podremos sacar medusas y sopa de plancton", asegura Pauly.

Detrás de estos problemas hay intereses económicos y sociales. China no parece estar interesado en ceder su puesto de "gran pescador del planeta", con 17 millones de toneladas de producción pesquera que, con la acuicultura, suman 51 millones de toneladas. La pesca industrial disminuye la riqueza de los océanos. El biólogo estadunidense defiende la pesca artesanal, así como el consumo de especies más pequeñas y abundantes, por ejemplo, la anchoa o la sardina, a los que además cataloga de los "peces del futuro".

La pesca incluso contribuye a la emisión de los gases de efecto invernadero, lo que altera los ecosistemas marinos con el aumento sin control de algas, algunas muy peligrosas. A veces, este crecimiento se da en zonas donde no hay oxígeno, unas áreas muertas vinculadas a las actividades pesqueras.

El pescado se ha convertido en un alimento cada vez más popular, pero a la vez muy escaso en los últimos tiempos. El mar no puede responder a la gran voracidad del hombre; prácticas como la pesca de arrastre dañan el medio marino y afectan de manera directa a otra fauna, por ejemplo, cetáceos, tiburones o tortugas.

La desaparición de especies marinas perjudica a otras porque contribuye a la pérdida de grandes depredadores, como el atún o el tiburón, indispensables para el ecosistema y su equilibrio en la cadena trófica.

La pesca industrial es como una guerra contra los peces. Vencer en esta contienda significa que los peces van a desaparecer, al igual que el medio ambiente que conocemos, afirma Pauly.

La "crisis" en la que el sector pesquero se encuentra puede cambiar la forma de ver el panorama marítimo y abrir la posibilidad de repensar la pesca en todo el mundo.

"Puede que el calentamiento global constituya una oportunidad para rehabilitar el planeta y detener la destrucción; para ello, tenemos que aprender a coexistir con la naturaleza", concluye el biólogo estadunidense.

ccs@solidarios.org.es

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