class="contentpane"> Perspectivas de uso de agua y tierra para el 2050
Lunes, 01 de Octubre de 2012 15:15
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De acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), el nivel mundial de producción agrícola registrado en el 2009 tendrá que incrementarse en 70% hacia el 2050.

En este sentido, el crecimiento en la producción procedería principalmente de una intensificación de los cultivos en tierras actualmente cultivadas. De manera marginal, será posible la expansión de superficie en algunas regiones del mundo, como en África subsahariana y en América Latina.

Así, la agricultura de riego como la de temporal tendrán que responder a una demanda creciente. El grueso del futuro incremento de la producción agrícola en los países en desarrollo procederá principalmente de la intensificación de cultivos, en la que las zonas de riego tendrán una función estratégica, gracias a la mejora de los servicios hídricos.

Sin embrago, a pesar de que la productividad actual de la tierra en zonas de temporal suele ser baja, a consecuencia de la limitada fertilidad de los suelos, el grave agotamiento de nutrientes y las prácticas inapropiadas, existen oportunidades de mejora a través de la agricultura de conservación, la agroforestería y los sistemas agropecuarios integrados que combinan las mejores prácticas de gestión adaptables a la demanda del mercado, los ecosistemas y los cultivos locales.

Por su parte, la actual eficiencia de los sistemas de riego en todo el mundo está subutilizada, gran parte de los sistemas de riego no se adaptan a las condiciones de la agricultura actual. De esta forma, el bajo nivel de productividad del agua, asociado a su gestión, se traduce en oportunidades perdidas respecto de la eficiencia en el uso del agua y la rentabilidad económica. No obstante, si mejora la gestión de los sistemas de riego, la inversión en tecnología moderna, el desarrollo de conocimientos y la formación, se puede incrementar sustancialmente la eficiencia en el aprovechamiento del agua y aumentar la oferta para los usuarios finales que, en muchos casos, son poblaciones pobres. También puede mejorar la gestión del agua cuando existe un interés colectivo en el mantenimiento de los servicios y la función de los acuíferos.

De esta forma, a través de una mejora en los niveles productivos de la tierra y una mayor eficiencia en el uso del agua, ofrecerán importantes oportunidades de sinergia entre la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, lo anterior para hacer frente al gran reto que se avecina en los próximos años.

*José Ramón Ojeda Ledesma es especialista de la Subdirección de Evaluación de Programas de FIRA. La opinión es del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.

 

Fuente: El economista

 

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De acuerdo con información de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés), el nivel mundial de producción agrícola registrado en el 2009 tendrá que incrementarse en 70% hacia el 2050.

En este sentido, el crecimiento en la producción procedería principalmente de una intensificación de los cultivos en tierras actualmente cultivadas. De manera marginal, será posible la expansión de superficie en algunas regiones del mundo, como en África subsahariana y en América Latina.

Así, la agricultura de riego como la de temporal tendrán que responder a una demanda creciente. El grueso del futuro incremento de la producción agrícola en los países en desarrollo procederá principalmente de la intensificación de cultivos, en la que las zonas de riego tendrán una función estratégica, gracias a la mejora de los servicios hídricos.

Sin embrago, a pesar de que la productividad actual de la tierra en zonas de temporal suele ser baja, a consecuencia de la limitada fertilidad de los suelos, el grave agotamiento de nutrientes y las prácticas inapropiadas, existen oportunidades de mejora a través de la agricultura de conservación, la agroforestería y los sistemas agropecuarios integrados que combinan las mejores prácticas de gestión adaptables a la demanda del mercado, los ecosistemas y los cultivos locales.

Por su parte, la actual eficiencia de los sistemas de riego en todo el mundo está subutilizada, gran parte de los sistemas de riego no se adaptan a las condiciones de la agricultura actual. De esta forma, el bajo nivel de productividad del agua, asociado a su gestión, se traduce en oportunidades perdidas respecto de la eficiencia en el uso del agua y la rentabilidad económica. No obstante, si mejora la gestión de los sistemas de riego, la inversión en tecnología moderna, el desarrollo de conocimientos y la formación, se puede incrementar sustancialmente la eficiencia en el aprovechamiento del agua y aumentar la oferta para los usuarios finales que, en muchos casos, son poblaciones pobres. También puede mejorar la gestión del agua cuando existe un interés colectivo en el mantenimiento de los servicios y la función de los acuíferos.

De esta forma, a través de una mejora en los niveles productivos de la tierra y una mayor eficiencia en el uso del agua, ofrecerán importantes oportunidades de sinergia entre la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, lo anterior para hacer frente al gran reto que se avecina en los próximos años.

*José Ramón Ojeda Ledesma es especialista de la Subdirección de Evaluación de Programas de FIRA. La opinión es del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.

 

Fuente: El economista

 

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