class="contentpane"> Intensos huracanes, para seguirlos de vista
Lunes, 21 de Mayo de 2018 15:12
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tormenta irmaLa Habana, (PL) La marejada, fuertes vientos, agudas precipitaciones, deslizamientos e inundaciones son fieles acompañantes de los intensos huracanes, responsables de provocar efectos devastadores a las personas y a la economía de las naciones que tocan.

En la actualidad, hay una tendencia de su formación con más fuerza y rapidez que hace tres décadas, por un fenómeno que afecta la temperatura de las aguas del Atlántico donde se activan.

Se trata de un ciclo climático conocido como la Oscilación Multidecadal Atlántica o AMO, según demostró un estudio de científicos del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico (PNNL por sus siglas en inglés) del Departamento de Energía de Estados Unidos y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

Los expertos arribaron a esa tesis, partiendo de la formación de activas tormentas durante el año pasado: Harvey, Irma, José y María, en cuyo proceso de intensificación se observó el aumento de la velocidad máxima del viento.

Por eso, decidieron analizar 30 años de datos satelitales que abarcan desde 1986 hasta 2015.

Como resultado, encontraron que las tormentas se vuelven más enérgicas en un período de solo 24 horas que hace tres décadas.

Según explicaron, cuando un huracán gana más potencia rápidamente inciden varios factores, como la temperatura de la superficie del océano, humedad, características de las nubes, contenido del calor del océano y la dirección del viento en la superficie.

También señalaron que el aumento en la magnitud se daña por varias causas. Entre ellas, el nivel de calentura disponible en la capa más alta del mar. Cuanto más cálido es el océano superior, más poderoso puede ser un huracán, reflexionaron.

Otra es la cizalladura del viento (la diferencia en la dirección y fuerza de las corrientes en la superficie en comparación con varias millas en el aire), que cuanto menor es ese contraste, más intenso puede llegar a ser el ciclón.

La influencia de la Oscilación Multidecadal Atlántica que tiene su principal expresión en la temperatura de la superficie del mar es otra de las causas enumeradas por los científicos.

Fue una sorpresa que esa sacudida parece tener una mayor influencia en la intensificación rápida que otros factores, incluido el calentamiento global, dijo Karthik Balaguru, de PNNL.

El fenómeno oceánico maneja cómo la temperatura de las aguas en el Atlántico Norte oscila entre más cálida y más fresca, y cada período suele durar una década o más.

Para el experto, si bien el rápido fortalecimiento se ha producido históricamente con mayor frecuencia en el Atlántico occidental, el equipo no encontró la fuerza creciente de los últimos 30 años.

El ciclo climático está acrecentando más en el Atlántico central y oriental, especialmente al este de las Pequeñas Antillas, que incluye las Islas Vírgenes y Saint Kitts, la misma área donde AMO crea aguas más cálidas y aumenta el contenido de calor del océano.

Un hecho evidente es que en esa zona fue donde se aceleraron rápidamente los poderosos huracanes Irma, José y María durante la temporada en el Atlántico de 2017, considerada la más intensa desde 2005.

Balaguru señala que demostrar los efectos de la Oscilación Multidecadal Atlántica en medio de las consecuencias más amplias del calentamiento global estaba más allá del alcance de este estudio actual, pero es una luz para los científicos del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.

HARVEY, EN LA MIRA DE OTROS EXPERTOS

Las altas temperaturas nunca antes registradas en las aguas del Golfo de México reforzaron al huracán Harvey, que devastó la costa de Texas en agosto de 2017.

Un estudio liderado por el National Center for Atmospheric Research (NCAR) reconoce que estas condiciones sobrealimentaron el evento atmosférico con amplia reserva de humedad. Por primera vez mostramos que el volumen de lluvia sobre la tierra corresponde a la cantidad de agua evaporada del océano inusualmente caluroso, dijo el autor principal, Kevin Trenberth.

A medida que el cambio climático continúa calentando los océanos, podemos esperar más tormentas como Harvey, añadió el científico del NCAR.

Su equipo aprovechó que el fenómeno viajó solo sobre aguas relativamente serenas en el Golfo para analizar pormenorizadamente cómo se alimentó del calor almacenado en esa cuenca.

La implicación es que los mares más cálidos aumentan el riesgo de una mayor intensidad y duración de los huracanes, dijo el líder del trabajo.

Si bien a menudo pensamos que los huracanes son fenómenos de la naturaleza, está claro que las profundidades juegan un papel fundamental y formarán tormentas futuras a medida que cambie el clima, añadió.

Trenberth sugirió la necesidad de aumentar la resiliencia con mejores códigos de construcción, protección contra inundaciones y gestión del agua, y tenemos que prepararnos para las contingencias, incluida la planificación de las rutas de evacuación y cómo hacer frente a los cortes de energía.

Por Reina Magdariaga Larduet

Fuente: Prensa Latina

Intensos huracanes, para seguirlos de vista

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tormenta irmaLa Habana, (PL) La marejada, fuertes vientos, agudas precipitaciones, deslizamientos e inundaciones son fieles acompañantes de los intensos huracanes, responsables de provocar efectos devastadores a las personas y a la economía de las naciones que tocan.

En la actualidad, hay una tendencia de su formación con más fuerza y rapidez que hace tres décadas, por un fenómeno que afecta la temperatura de las aguas del Atlántico donde se activan.

Se trata de un ciclo climático conocido como la Oscilación Multidecadal Atlántica o AMO, según demostró un estudio de científicos del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico (PNNL por sus siglas en inglés) del Departamento de Energía de Estados Unidos y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

Los expertos arribaron a esa tesis, partiendo de la formación de activas tormentas durante el año pasado: Harvey, Irma, José y María, en cuyo proceso de intensificación se observó el aumento de la velocidad máxima del viento.

Por eso, decidieron analizar 30 años de datos satelitales que abarcan desde 1986 hasta 2015.

Como resultado, encontraron que las tormentas se vuelven más enérgicas en un período de solo 24 horas que hace tres décadas.

Según explicaron, cuando un huracán gana más potencia rápidamente inciden varios factores, como la temperatura de la superficie del océano, humedad, características de las nubes, contenido del calor del océano y la dirección del viento en la superficie.

También señalaron que el aumento en la magnitud se daña por varias causas. Entre ellas, el nivel de calentura disponible en la capa más alta del mar. Cuanto más cálido es el océano superior, más poderoso puede ser un huracán, reflexionaron.

Otra es la cizalladura del viento (la diferencia en la dirección y fuerza de las corrientes en la superficie en comparación con varias millas en el aire), que cuanto menor es ese contraste, más intenso puede llegar a ser el ciclón.

La influencia de la Oscilación Multidecadal Atlántica que tiene su principal expresión en la temperatura de la superficie del mar es otra de las causas enumeradas por los científicos.

Fue una sorpresa que esa sacudida parece tener una mayor influencia en la intensificación rápida que otros factores, incluido el calentamiento global, dijo Karthik Balaguru, de PNNL.

El fenómeno oceánico maneja cómo la temperatura de las aguas en el Atlántico Norte oscila entre más cálida y más fresca, y cada período suele durar una década o más.

Para el experto, si bien el rápido fortalecimiento se ha producido históricamente con mayor frecuencia en el Atlántico occidental, el equipo no encontró la fuerza creciente de los últimos 30 años.

El ciclo climático está acrecentando más en el Atlántico central y oriental, especialmente al este de las Pequeñas Antillas, que incluye las Islas Vírgenes y Saint Kitts, la misma área donde AMO crea aguas más cálidas y aumenta el contenido de calor del océano.

Un hecho evidente es que en esa zona fue donde se aceleraron rápidamente los poderosos huracanes Irma, José y María durante la temporada en el Atlántico de 2017, considerada la más intensa desde 2005.

Balaguru señala que demostrar los efectos de la Oscilación Multidecadal Atlántica en medio de las consecuencias más amplias del calentamiento global estaba más allá del alcance de este estudio actual, pero es una luz para los científicos del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.

HARVEY, EN LA MIRA DE OTROS EXPERTOS

Las altas temperaturas nunca antes registradas en las aguas del Golfo de México reforzaron al huracán Harvey, que devastó la costa de Texas en agosto de 2017.

Un estudio liderado por el National Center for Atmospheric Research (NCAR) reconoce que estas condiciones sobrealimentaron el evento atmosférico con amplia reserva de humedad. Por primera vez mostramos que el volumen de lluvia sobre la tierra corresponde a la cantidad de agua evaporada del océano inusualmente caluroso, dijo el autor principal, Kevin Trenberth.

A medida que el cambio climático continúa calentando los océanos, podemos esperar más tormentas como Harvey, añadió el científico del NCAR.

Su equipo aprovechó que el fenómeno viajó solo sobre aguas relativamente serenas en el Golfo para analizar pormenorizadamente cómo se alimentó del calor almacenado en esa cuenca.

La implicación es que los mares más cálidos aumentan el riesgo de una mayor intensidad y duración de los huracanes, dijo el líder del trabajo.

Si bien a menudo pensamos que los huracanes son fenómenos de la naturaleza, está claro que las profundidades juegan un papel fundamental y formarán tormentas futuras a medida que cambie el clima, añadió.

Trenberth sugirió la necesidad de aumentar la resiliencia con mejores códigos de construcción, protección contra inundaciones y gestión del agua, y tenemos que prepararnos para las contingencias, incluida la planificación de las rutas de evacuación y cómo hacer frente a los cortes de energía.

Por Reina Magdariaga Larduet

Fuente: Prensa Latina