class="contentpane"> Las mujeres al frente por la naturaleza
Lunes, 17 de Diciembre de 2018 08:26
Imprimir
AddThis Social Bookmark Button

naturalezaSegún Global Witness, 2017 fue el año más mortífero hasta ahora para los activistas ambientales, en el que se reportó un saldo de 207 defensores ambientales asesinados por defender tierras comunitarias o recursos naturales.

Más de la mitad de estos asesinatos ocurrieron en solo tres países: Brasil (23%), Colombia (18%) y Filipinas (14%), y la mayor parte fueron causados por agroindustrias, minería, tala ilegal y mafias organizadas de caza furtiva. Alrededor del 10 por ciento de las víctimas fueron mujeres, la mayoría indígenas, número que sigue creciendo cada año.

Las mujeres, en especial las mujeres indígenas, son particularmente vulnerables a la violencia relacionada con el medioambiente: casi la mitad de todas las activistas fueron asesinadas por defender la tierra comunitaria y los derechos ambientales. En 2016, el mundo condenó ampliamente el asesinato de Berta Cáceres por defender los derechos de su comunidad contra la construcción de una represa hidroeléctrica en Honduras. Sin embargo, la violencia contra muchas otras defensoras pasa en gran medida desapercibida. Tan solo el año pasado fueron asesinadas mujeres como Emilsen Manyoma de Colombia, quien defendió los derechos a la tierra de su comunidad frente a proyectos agrícolas y mineros abusivos; Leonela Tapdasan Pesadilla de Filipinas, quien defendió a su comunidad de proyectos mineros a gran escala; y Laura Leonor Vásquez Pineda, de Guatemala, quien defendió sus tierras contra intereses mineros. Cada año, un número aún mayor de mujeres defensoras del medioambiente enfrentan amenazas, intimidación, violación, tortura y/o encarcelamiento, como Patricia Gualinga Montalvo, activista indígena kichwa, quien enfrenta constantes amenazas de muerte por su defensa de los derechos de su comunidad en la Selva Amazónica.

La violencia contra las mujeres defensoras del medioambiente, incluidas las mujeres indígenas, no solo representa una tragedia para ellas, sus familias y sus comunidades, sino también apunta hacia varias tendencias preocupantes que nos afectan a todos.

Con todo, cabe la esperanza. A principios de este año, en parte en respuesta a la muerte de Berta Cáceres, 24 países de América Latina y el Caribe firmaron un pacto legalmente vinculante, que expresa claramente el compromiso de proteger los derechos de los defensores del medioambiente. Sin embargo, se necesitan más esfuerzos para garantizar que mujeres y hombres no sean perseguidos por defender sus derechos, a la vez que no tengan que luchar por sus vidas en primer lugar.

Algunas medidas que podemos tomar ahora para lograr este objetivo incluyen:

El PNUD tiene un claro papel que desempeñar para lograr estos objetivos, al fortalecer el trabajo de las instituciones nacionales de derechos humanos y otros mecanismos de supervisión independientes como piedra angular de los sistemas nacionales de derechos humanos.

Fuente: ONU

Las mujeres al frente por la naturaleza

Lunes, 17 de Diciembre de 2018 08:26
Imprimir
AddThis Social Bookmark Button

naturalezaSegún Global Witness, 2017 fue el año más mortífero hasta ahora para los activistas ambientales, en el que se reportó un saldo de 207 defensores ambientales asesinados por defender tierras comunitarias o recursos naturales.

Más de la mitad de estos asesinatos ocurrieron en solo tres países: Brasil (23%), Colombia (18%) y Filipinas (14%), y la mayor parte fueron causados por agroindustrias, minería, tala ilegal y mafias organizadas de caza furtiva. Alrededor del 10 por ciento de las víctimas fueron mujeres, la mayoría indígenas, número que sigue creciendo cada año.

Las mujeres, en especial las mujeres indígenas, son particularmente vulnerables a la violencia relacionada con el medioambiente: casi la mitad de todas las activistas fueron asesinadas por defender la tierra comunitaria y los derechos ambientales. En 2016, el mundo condenó ampliamente el asesinato de Berta Cáceres por defender los derechos de su comunidad contra la construcción de una represa hidroeléctrica en Honduras. Sin embargo, la violencia contra muchas otras defensoras pasa en gran medida desapercibida. Tan solo el año pasado fueron asesinadas mujeres como Emilsen Manyoma de Colombia, quien defendió los derechos a la tierra de su comunidad frente a proyectos agrícolas y mineros abusivos; Leonela Tapdasan Pesadilla de Filipinas, quien defendió a su comunidad de proyectos mineros a gran escala; y Laura Leonor Vásquez Pineda, de Guatemala, quien defendió sus tierras contra intereses mineros. Cada año, un número aún mayor de mujeres defensoras del medioambiente enfrentan amenazas, intimidación, violación, tortura y/o encarcelamiento, como Patricia Gualinga Montalvo, activista indígena kichwa, quien enfrenta constantes amenazas de muerte por su defensa de los derechos de su comunidad en la Selva Amazónica.

La violencia contra las mujeres defensoras del medioambiente, incluidas las mujeres indígenas, no solo representa una tragedia para ellas, sus familias y sus comunidades, sino también apunta hacia varias tendencias preocupantes que nos afectan a todos.

Con todo, cabe la esperanza. A principios de este año, en parte en respuesta a la muerte de Berta Cáceres, 24 países de América Latina y el Caribe firmaron un pacto legalmente vinculante, que expresa claramente el compromiso de proteger los derechos de los defensores del medioambiente. Sin embargo, se necesitan más esfuerzos para garantizar que mujeres y hombres no sean perseguidos por defender sus derechos, a la vez que no tengan que luchar por sus vidas en primer lugar.

Algunas medidas que podemos tomar ahora para lograr este objetivo incluyen:

El PNUD tiene un claro papel que desempeñar para lograr estos objetivos, al fortalecer el trabajo de las instituciones nacionales de derechos humanos y otros mecanismos de supervisión independientes como piedra angular de los sistemas nacionales de derechos humanos.

Fuente: ONU