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“El mundo de la información es el hogar de las relaciones verticales.  En la Información la configuración social se repliega sobre sí misma, los actores ordenan su conciencia y su intención como entes separados del exterior, por ello requieren información de afuera, para procesarla, y actuar en consecuencia.  El mundo de la información es el orden de la competencia, del conflicto, de los seres aislados y con egos siempre hambrientos de lo que les puede conceder alguna ventaja”.

“El mundo de la comunicación es el hogar de las relaciones horizontales, en la comunicación la configuración social se despliega hacia el exterior, los actores ordenan sus conciencias y sus intenciones como totalidades vinculadas, formando parte de otras totalidades que las incluyen y a su vez son incluidas.  Por eso requieren lazos, vínculos con todo lo que los rodea y los integra.  Sólo hay un medio, el que lleva a la relación con la totalidad, sabiendo que todo es totalidad, no hay partes, sólo vínculos entre entidades complejas que se relacionan unas con otras en matrices complejas de vínculos y dependencias de todos con todos.  De ahí que no haya en el mundo de la comunicación más orden que el de la colaboración, de la creación, de la conformación de lo posible”.El anterior apéndice hace parte del escrito “Redes, Comunidad Virtual y Cibercultura” del Jesús Galindo Cáceres, donde nos hace un acercamiento a la lógica que determinan las sociedades de la Comunicación y de la Información, es decir las relaciones que se establecen en las sociedades y en las micro-sociedades, como las organizaciones. 

Estas lógicas se establecen a su vez como mecanismos ya sea de control político o de participación. 

En los países árabes vemos que la constitución de los gobiernos se han dado por periodos que son antidemocráticos, por la acumulación de poder que esto implica, además de no contemplar al pueblo dentro de estos cambios constitucionales, es decir, son sociedades con lógicas verticales de información.

La manera en que las sociedades se conforman, determinan cómo ver al otro, a la contraparte, ante esto el profesor Galindo nos dice “dos formas de relacionarse y vincularse, dos estrategias de acción.  En una el individuo, la parte, es lo fundamental, lo único, lo más valioso, el ego que se protege y actúa con todo el contexto como aliado o como enemigo (la vertical).  En la otra no hay parte sólo hay todo, los vínculos marcan la configuración de lo posible, lo necesario (la horizontal).  Dos visiones de la vida muy distintas, la una vigente y parte del orden imperante, la otra emergente y única opción de futuro para cada vez más regiones”.

Es decir, en la lógica vertical no hay una concepción democrática del otro, de hecho, ese otro se convierte en alguien sobre quien vencer, alguien a quien dominar. 

¿Cómo es posible llegar a un consenso siguiendo la lógica de Habermas, cuando no hay un respeto por la otredad y la alteridad, es decir, cuando no hay libertad?

Aquí nos enfrentamos a un problema de carácter ético, pues las sociedades de la información, minimizan la capacidad de acción, razón y consenso debido a su verticalidad y se basan en relaciones de dominio a riesgo de atentar contra la vida de los opositores, es entonces cuando el uso de la ultima ratio entra a ser estudiada, cosa que pasó finalmente en las sociedades árabes, mientras que los gobiernos funcionan bajo la premisa de la prima ratio. Uno de los casos más disientes es el de Siria, en el cual desde hace más de 30 años prima el Estado de Emergencia, donde se prohibe la conformación de grupos o partidos políticos, la reunión libre de los ciudadanos y demás acciones afines que pudiesen incluir la participación ciudadana.  

A continuación se citará un apartado del profesor Galindo que parece profético, especialmente por lo ocurrido en Egipto y Túnez.“Las lógicas de lo vertical y lo horizontal

se pueden mover en figuras dialécticas que agiten y movilicen a la vida social.  Se requiere voluntad, disposición, apertura, valor, audacia, corazón.  La información existe, la tenemos en exceso, concentrada en ciertos lugares, desperdiciada, desconectada del imaginario social.  Necesitamos llevarla a todas partes, ejercitar las facultades de la difusión, de la divulgación.  Y por otra parte construir los nuevos sistemas de comunicación, de creación de la vida, de configuración de lo alterno.  Un mundo desaparecerá, pero otros muchos emergerán”.“La cultura de la información requiere ser impulsada, que los actores sociales en sus redes necesiten más información de la que suponen.  Para ello la información debe estar ahí, todos los recursos son indispensables, aprovechar los medios tradicionales y sobre todo impu

lsar a las nuevas tecnologías de información, sobre todo a la internet”.  

No es raro entonces que hayan sido las redes sociales, concepto que analizáremos más adelante, el motor de la revolución y el llamado cívico en la revolución de los jazmines y en la revolución blanca, para interconectar a los pueblos tunecinos y egipcios y movilizarse como un sólo cuerpo, exigiendo lo mismo, teniendo así una voluntad infranqueable pero inclusiva, con sed de cambio.

Fuente: TIC's y Educacion