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La guerra por la arena: Mil millones de dólares por verterse en Cancún desaparecerían con el primer huracán

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El relleno de las playas de Cancún ya debió comenzar, pero la maquinaria no llega, las recomendaciones ambientales no son atendidas y Cozumel denuncia el saqueo de sus arrecifes. Los recursos públicos para rehabilitar las playas de la Riviera Maya, fuente del trabajo del cual dependen un millón de personas en Quintana Roo —40 por ciento de la tercera fuente de riqueza del país, el turismo—, representan en esta ocasión una inversión de aproximadamente mil millones de dólares, un presupuesto cinco veces mayor que el de la primera recuperación.

El monto proviene del Fideicomiso para la Restauración, Recuperación, Sostenimiento y Mantenimiento de la Zona Federal Marítimo Terrestre del Estado de Quintana Roo, en el que participan la Federación a través de la Secretaría de Turismo (Sectur) la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), el gobierno de Quintana Roo y los ayuntamientos municipales de Benito Juárez, Solidaridad y Cozumel.

Gustavo Arvizu, gerente de Estudios de Ingeniería Civil de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), informó que con este proyecto Cancún llegará a tener 40 metros de ancho de playa; la Riviera Maya 30 y Cozumel 20 metros. El problema es que, en plena temporada de huracanes, no hay garantía de que la obra sea definitiva “debido a la fragilidad de la zona”, señaló el secretario de Turismo, Rodolfo Elizondo. Por su parte, voceros de Jan de Nul, empresa encargada de la obra, manifestaron que la posibilidad de que un huracán o el mal tiempo se lleven la arena vertida es un riesgo asumido directamente por el cliente, ya que los contratistas cobran “por cada metro cúbico vertido”. Rodolfo Silva Casarín, del Grupo de Ingeniería de Costas y Puertos del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró que si se coloca únicamente más arena, bastaría la presencia de un fenómeno como un huracán intenso y persistente para que ésta vuelva a desaparecer.

Nada que no se supiera ya: a más de tres años de la primera recuperación, gran parte de la arena colocada ya no está. Bastaron unos cuantos nortes y temporales para que este material —y la inversión federal por 200 millones de pesos— se diluyera en el mar. Ahora los turistas deben esquivar un desfiladero de piedras y algunos hoteles han colocado letreros como “Cuidado, zona de piedras filosas”, pero a pesar del costo y de la incertidumbre en cuanto a los resultados de la obra, el pasado 13 de julio debieron iniciarse los nuevos trabajos de recuperación. Elizondo dijo en conferencia de prensa que la draga podría tardar “una o dos semanas” en llegar. Sin embargo, en la misma reunión, Marc Verhaert, representante de Mexicana de Dragados, filial de Jan de Nul, compañía que realizó el primer relleno de playas por medio de un contrato de adjudicación directa y que también está comisionado para este segundo, informó que la draga se encontraba en alguna parte del mundo y que tardaría en llegar. El asunto es que, a tres semanas del arranque de los trabajos de recuperación de playas de Cancún, Playa de Carmen y Cozumel, la maquinaria para iniciar los trabajos de extracción y vertido no ha llegado a territorio quintanarroense. El buque con el equipo auxiliar embarcó apenas desde Medio Oriente y se estima llegará hasta finales de agosto. El contrato por 151 días vence el próximo 13 de diciembre y, si se incumple, Mexicana de Dragados “deberá cubrir al Fideicomiso la cantidad de dos al millar sobre el monto correspondiente a la parte de los trabajos que no se hayan ejecutado o prestado oportunamente”, según versa en el Contrato de Licitación Pública 00021001-004-09. 

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